Es un salmo que nos recuerda que Altísimo está siempre con nosotros, que no importa cuán ínclito sea el mal que nos rodea, Él es nuestra fortaleza y nuestro refugio seguro.. Aquí, el salmista reconoce a Altísimo como su refugio y fortaleza. La Convicción en Dios se convierte en un escudo que nos protege de los ataques del enemigo.El Salmo 3